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La historia de parto de Núria

Parto:

Parto Natural

Gestación:

38s

Curso:

Pack digital hipnoparto

La historia de parto

Estaba en el inicio de la semana 38 cuando una noche, justo viendo uno de los módulos del pack digital de hipnoparto con mi marido, mientras mi hijo de 4 años dormía en su cama, a las 22:30h rompí aguas. Me puse muy contenta de golpe, empezaba el que sería probablemente mi último parto y lo cogía con muchas ganas. Las primeras olas llegaron suaves y de forma irregular, así que aproveché para ducharme y terminar la maleta para el hospital. En seguida me senté en la pelota y escuchando Vetusta Morla de fondo, empezamos a contar olas con la App de ONA.

Después de 3 horas las olas eran más regulares pero muy suaves, aún así, decidimos llamar a mis padres para que viniesen a casa como teníamos planeado, y en seguida nos fuimos para el hospital que justo esa misma mañana habíamos estado visitando!

Una vez llegamos, me pusieron monitores y me hicieron un tacto. ¿Cuál fue mi sorpresa? Me dijo la comadrona que no estaba de parto, que pasaba un dedo por mi cuello blando y "favorable", lo mismo que me había dicho dos días antes mi ginecóloga. Aquí es dónde vi la importancia de prepararse con la filosofía del parto positivo, le dije a mi marido: no te preocupes cariño, que esto se activará pronto, lo presiento y confío en mi cuerpo... Nadie me iba a quitar la ilusión y confianza que traía de casa. Nos dieron la habitación que tendríamos una vez nacida Ariadna y allí estuvimos 3 horas tranquilos, con la pelota, masajes, ducha de agua caliente y mucho movimiento. Cuando ya necesité ponerme en cuadrupedia en el suelo encima de la pelota, las olas ya eran bastante más intensas y la respiración y la presión de las manos de mi marido, fueron mis aliadas. Necesitaba un aliciente para saber que estaba dilatando rápido e hicimos llamar a la comadrona, que subió y me realizó un tacto. Por fin, estaba dilatada de 4 centímetros y realmente me vine arriba con la noticia.

Seguimos en la habitación una horita más y cuando sentí que empezaba a tener ganas de empujar, me bajaron a la sala de partos naturales del hospital. Qué subidón sentí cuando veía que lo estábamos logrando, el parto que deseábamos se estaba dando y yo me sentía totalmente empoderada.

Seguí en cuadrupedia con la pelota y me dijeron que ya estaba de 8cm. Ya quedaba poco y las olas eran muy intensas pero me daban un poco de tregua entre una y otra, eso, y la presión en las lumbares que me hacía mi marido, me ayudó muchísimo. La comadrona me dió dos indicaciones que también me sirvieron de mucha ayuda, me dijo que cuando sintiera ganas de empujar, hiciese un rugido con cada ola y cuando vio que empezaba a hacerlo, me dijo que estaría mejor en la silla de partos y podría notar cómo se encajaba la cabeza, realmente lo sentí y fué brutal. Me colocaron un cojín en la espalda y mi marido me secaba el sudor con una toalla húmeda, ¡Gloria Bendita!

Al poco rato llegó la ginecóloga y solamente tuvo que agacharse para ver que ya coronaba la cabecita, así que me guió y me ayudó a sacar a Ariadna con unos empujones contenidos para proteger el periné. Sentí el aro de fuego pero no fue tan intenso cómo lo imaginaba, fue más bien una sensación de alivio de saber que en unos empujones saldría el bebé. Fue realmente salvaje y bonito.

Una vez tenia a Ariadna en mis brazos, me subí a la cama para estar más cómoda y a los pocos minutos empezó a mamar. Con ese subidón de oxitocina salió la placenta, comprobamos que el cordón había dejado de latir y mi marido lo cortó. Lágrimas, caricias y mucho amor. El parto que deseaba se había cumplido y la felicidad me inundó.

Sin duda, la mejor experiencia de mi vida. Gracias Paula por ser inspiración en esta preparación al parto.

Núria

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