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La cesárea suave de Anabel

Parto:

Cesárea

Gestación:

40s

Curso:

Curso individual de hipnoparto

La historia de parto

Mi bebé, Fiadh nació el 15 de diciembre de 2024. Esa misma semana, cuando estaba casi de 40 semanas me diagnosticaron preeclampsia. Me ofrecieron inducción pero la rechacé y les pedí esperar a ponerme de parto natural haciendo seguimiento de la preeclampsia. No era lo que ellos recomendaban pero aceptaron.

Mi tensión estaba inestable, subía y bajaba. Tenía la proteína en la orina muy alta pero los análisis de sangre no mostraban nada mal, hasta que lo hicieron. El día que cumplía 40 semanas aparecieron valores alterados en mi hígado, riñones y plaquetas. Yo me sentía perfectamente por lo que me costó mucho aceptar lo que estaba pasando. Ese día comenzamos la inducción.

Mi doctora se mostró muy respetuosa con mi deseo de un parto “lo más natural posible”. Comenzaron con propess, el cual me dejaban durante 24 horas para ver si me ponía de parto. No sentí nada y todo iba bien, pero cuando lo tenía 23 horas el monitor de la bebé mostró algo raro. Ni las matronas ni las doctoras me decían que era signos de estrés en mi hija, pero decían que el monitor no era lo perfecto que ellos buscan. En este punto, continuar la inducción con gel no era posible, por lo que me ofrecieron rotura de membranas. Lo intentó una doctora y sentí el dolor más grande que jamás había sentido, una tortura. Todo para decirme que mi cuello del utero no estaba borrado. Llamaron a mi doctora y ella me pidió que “hiciera mi cosa del hipnoparto” que nos había funcionado muy bien con la versión cefálica externa a finales de mi embarazo. Hice una relajación que practicaba a diario y me relajé lo suficiente para que me pudiera romper la bolsa. Esta vez no me dolió, solo sentí presión. Me pareció precioso sentir la rotura de la bolsa!

Me dejaron 1 hora para ponerme de parto, cosa que yo veía bastante improbable… como era de esperar no me puse de parto así que comenzamos con oxitocina sintética. La hora de espera la pasé moviéndome y con visualizaciones de mi cervix abriéndose. A los 20 minutos de ponerme la oxitocina empecé a sentir olas. A los 40 minutos la intensidad pasó de 10 a 100, la verdad eso no me lo esperaba. Sabía que la intensidad de las olas con oxitocina sintética era mucho mayor, pero no me imaginé que sería tan rápido.

Quería intentar un parto sin epidural porque sabía que era posible. Tenía un monitor continuo inalámbrico así que podía moverme, hacer posturas en el yoga mat e ir al baño cuando lo necesitaba, aunque tenía que ir con el gotero en la mano derecha… he de decir que la máquina tens y la respiración ascendente me salvaron la vida. Tenía una lista de reproducción preparada pero lo único que podía escuchar era la música de la app ONA de Paula y a Paula contando en cada ola. Las contracciones eran de 90 segundos y venían cada dos minutos. Yo estaba preparada para 4 respiraciones pero eran 6 o 7 cada ola! La intensidad era como tener muchas ganas de hacer 💩 pero una bola de esas de jugar bolos 🤣 me partía!!!

Estuve así 4 horas hasta que otra vez mi bebé empezó a enviar señales raras al monitor. Me dijeron lo mismo, que ella no sufría pero que ese monitor no era perfecto y ellos no podían seguir con la inducción.
Me ofrecieron cesárea y acepté, la verdad la idea de que me pusieran anestesia me sonaba muy bien en ese momento.

Todo estaba saliendo al revés de como yo deseaba, pero la sensación que tuve era de perfección. Estaba muy tranquila durante todo el proceso, pensando que la vida no cometía errores y que lo que pasaba era simplemente lo mejor para mi bebé y para mí en ese momento.

Cuando llegué al quirófano seguía respirando con la app ONA® porque mi cuerpo empezó a crear olas después de que me quitaran la oxitocina… un poco tarde.
Sentí como mi doctora estaba más apenada que yo por cómo se había desencadenado todo. Sin necesidad de pedirlo aceptaron hacer una cesárea humanizada, cosa que aquí en Irlanda no hacen porque ya me lo denegaron cuando les entregué mis preferencias de parto. Este cambio de planes me sorprendió mucho la verdad, vi mucha humanidad en mi doctora.

Bajaron la cortina para que pudiera ver nacer a mi niña y dejaron que mi pequeña saliera de mi despacio. Le cortaron el cordón cuando dejó de latir porque me dijeron que yo no estaba sangrando. No tengo palabras para describir el momento de ver a ese precioso ser llegar al mundo delante de mi. En cuanto tuvo su cabeza fuera lloró fuertemente, ver tanta vida en ella me tranquilizó muchísimo. El momento fue mágico, ojalá pudiera parar el tiempo y recrearme en él! Jamás me hubiera imaginado que una cesárea podría ser tan sagrada y mágica. Es como mi hija quiso venir al mundo y fue simplemente perfecto. Se la llevaron 2 minutos para revisarla y mi marido estuvo todo el tiempo con ella hablándole. Después me la pusieron en el pecho y ella se calmó inmediatamente, la tuve así mientras terminaban la cirugía y en la sala de recuperación se enganchó al pecho.

A día de hoy sigo con la espina clavada de por qué me pasó esto, tener preeclampsia tan cerca del final de mi embarazo, pero entiendo que es un duelo que he de pasar.

Incluso con este duelo, el nacimiento de mi hija fue perfecto. Jamas pensé que algo tan lejos de mi deseo de parto natural podía ser a la vez tan perfecto y maravilloso.

Estoy muy agradecida al curso de hipnoparto porque me ha dado las herramientas necesarias para tomar decisiones. Pude decidir cómo quería que se procediera con la inducción incluso yendo en contra en la recomendación médica. El sentir que he estado en control de todo lo que se podía controlar en el proceso de da mucha paz. Fue una inducción necesaria.

Las técnicas de relajación, la respiración y la máquina tens fueron un salvavidas, no solo el día del parto, sino durante todo el proceso de embarazo.

Si tenéis que enfrentaros a una inducción, mi mensaje es que no le temáis. Las 4 horas con oxitocina, a pesar de la intensidad se pasan muy rápido cuando estás concentrada en la respiración y en descansar entre olas. La sensación que tengo es como si hubiera pasado en 40 minutos solo. Si tenéis que ir a cesárea tampoco le temáis, es una forma preciosa de ver a una criatura llegar al mundo y no tiene por qué vivirse como una cirugía más ❤️.

Muchísimas gracias,

Anabel

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