top of page

El PVDC de Marina

Parto:

PVDC

Gestación:

38s+2d

Curso:

Pack digital hipnoparto

La historia de parto

Mi parto sanador, parto vaginal tras cesárea

Mi primer parto fue una experiencia traumática, marcada por el COVID, el intervencionismo, una cesárea de urgencia, pérdida de control y UCI neonatal. Esta vez sabía lo que quería y lo tenía claro.

Me pasé el primer trimestre de embarazo buscando el lugar y el equipo perfecto para tratar de lograr mi parto vaginal tras cesárea soñado. Cuando estaba a punto de desesperar encontré a Raquel de @mdmaternity y al doctor @jotarodriguezleon, nuestro Jota. Por fin salía de una consulta diciendo: aquí es.

Aún así el miedo me tuvo preocupada pero estaba decidida a lograr mi mejor parto. Trabajé en terapia, también con mi matrona Raquel, participé en la experiencia inverso a de @gestaverso y me hice el curso de hipnoparto online, el pack digital de hipnoparto con Paula de myBabymyBirth®, cuyo libro 'Dar a luz con hipnoparto' leí. Los podcast de Tu mejor parto fueron también fundamentales en reafirmarme en mi decisión.

Para la semana 36 estaba relativamente tranquila pero empezaron los pródromos. Era demasiado pronto, pero le dije a li barriguita que estaba preparada tras un embarazo precioso y disfrutado. Los pródromos se alargaron y me agotaron por momentos, pero pudimos llegar a la semana 38. Estuve varios días con contracciones que no llegaban a regularizarse o se frenaban. Las noches sin dormir empezaban a pasar factura.

38+2. Hago vida normal, recojo al mayor del cole, por la tarde me pide tetita y ahí rompo aguas. Creo que tengo tiempo, así que nos bañamos juntos. Las contracciones son intensas pero tengo tiempo de recuperar. Papá llega a casa y entonces todo se acelera, empiezan a juntarse unas con otras, la intensidad se transforma en dolor. Cuando llegan los abuelos ya estoy gritando en el suelo a cuatro patas. Cuesta mucho entrar en el coche, el viaje al hospital es horrible. Grito, grito mucho. Le digo a Javi q no me toque. Me muevo, me agarro. Empujo, necesito ir empujando ya.

Llego al hospital, me suben a paritorio, mi matrona, Raquel, acaba de llegar. No le da tiempo a cambiarse, atiende mi parto con su ropa. Me arranco la ropa, me ofrecen una colchoneta, estoy en el suelo a cuatro patas. El dolor es demasiado, no tengo tiempo para recuperarme entre una y otra. Han llegado demasiado rápido. Raquel me pide permiso para explorarme: dilatación completa y niña en segundo plano. Pido la epidural a gritos, me dicen q no da tiempo, digo q me están mintiendo, maldigo mi plan de parto. Raquel me pide que espere una más. Finalmente me dice que pueden ponerme una pequeña raquídea, agradezco al cielo, Raquel me ayuda con la posición y en cuanto me hace efecto siento que puedo disfrutar este parto. Sigo sintiendo dolor en cada contracción, pero puedo descansar entre una y otra, puedo empujar, puedo respirar. He vuelto a mi ser. Raquel va guiándome, ofreciéndome posturas y en cada pujo me dicen que la niña va bajando. Está en anterior, dice Jota, sabiendo que mi gran miedo era otro bebé en posterior. Va bajando, dice muy tranquilo. No les creo, mi primer bebé se atascó justo ahí. Pero están tranquilos. Jota, con sus vaqueros que tampoco ha tenido tiempo de cambiarse, sujeta el monitor y acompaña las propuestas de Raquel, la matrona, que guía todo el proceso. Raquel va a por el espejo. ¡Pelo, veo pelo! Ahí ya me vengo arriba. No me mentían, está bajando. Cambiamos de postura de nuevo y los pujos empiezan a ser muy efectivos. Jota ayuda a la niña a rotar y antes de darme cuenta la cabeza está fuera. Lo demás es coser y cantar. Prepara tus brazos, me dice Raquel, que ya viene tu hija. La recibo, piel con piel, felicidad absoluta.

Raquel habla con Jota sobre la placenta y me explica: por haber sido un parto precipitado me recomienda guiar el alumbramiento. Confío en ella, confío en ellos. Me da igual, estoy feliz. El cordón no se pinza hasta que no está totalmente blanco, lo veo. El papá lo pinza. No me cabe más felicidad.

Un desgarrito que hay que coser, da igual. Al final, todos se van un momento, Javi va a mover el coche, por fin. Me dejan a solas con la niña y mi música. Fuera es de noche, pasan coches y me parecen los coches más bonitos del mundo.

bottom of page