top of page

El parto natural de Verónica Recalde

Parto:

Parto natural rápido

Gestación:

39s+1d

Curso:

Libro Dar a luz con hipnoparto

La historia de parto

El 15 de abril de 2025 llegó a mi casilla de compras online el libro 'Dar a luz con hipnoparto'. Ese día te escribí al inbox de tu cuenta de Instagram un mensaje donde te contaba que era de Paraguay, un país donde el parto es prácticamente un evento médico y no fisiológico, donde la regla es la cesárea y un parto fisiológico una excepción.

Además del libro escuché casi todos los episodios de tu podcast 'Tu mejor parto de myBabymyBirth®', los cuales fueron de muchísimo conocimiento y preparación para lo que fue finalmente mi experiencia de parto.

Es importante aclarar que Paraguay posee una tasa aproximada de mucho más del 50% de partos por cesárea según los últimos datos publicados en el 2023, también es importante resaltar que el sistema de salud pública es muy deficiente y donde además existe mucha violencia obstétrica.

Como el parto normal es la excepción, el equipo médico en el sector privado se limita a como máximo 5 profesionales del sector privado conocidos con un porcentaje elevado de partos normales y bajo en cesáreas, por eso cuando elegí al gineco- obstetra elegí al único que realiza parto en agua y tiene mayores tasas de partos normales sin intervenciones médicas.

Mi embarazo fue planificado y conllevó un proceso previo de preparación, esto a raíz de una pérdida gestacional que tuve previamente, esta experiencia me llevó a prepararme tanto física como mentalmente. Fueron dos meses de un plan de nutrición funcional y antinflamatoria conjuntamente con una suplementación todo esto proyectad o a un futuro embarazo, este proceso me llevó a quedarme embarazada al finalizar esos 2 meses de iniciar el plan y haber tenido esa pérdida gestacional.

El 25 de noviembre de 2024 nos enteramos de que estaba embarazada, fueron 39 semanas realmente privilegiadas ya que solamente en el primer trimestre manifesté 2 síntomas, dolor de cabeza que fueron como mucho en total 6 días y sueño algunas semanas, luego absolutamente nada. Fue un embarazo que me permitió llevar mi vida con total normalidad, ya que pude trabajar hasta el último momento y pude entrenar durante todo el embarazo, continué lo que siempre hice durante mi vida entrenar pesas, pilates y en el último trimestre hice ejercicios de suelo pélvico ya en pos del parto.

Durante las noches dediqué tiempo a la lectura y a instruirme todo lo más que pueda, además de tu libro, también leí 'Un regalo para toda la vida' de Carlos González y 'Maternar' de Sara Coelho, en la medida que avanzaba con la lectura o escuchaba info en los podcast le trasladaba información a mi marido más que nada en todo que refiere a las etapas del parto a fin de que esté informado. Él también escuchó el podcast sobre el rol de acompañante y otros que le había compartido.

Al cumplir 39 semanas me realicé un monitoreo y durante ese control el ecógrafo me dijo que me veía la otra semana dándome a entender que iba a llegar a las 40, al salir del monitoreo me fui a realizar compras para preparar unos souvenirs al personal del hospital, llegué a casa y me acosté a dormir una siesta con mi marido. Fueron de esas siestas poderosas que dormís fuerte, profundo, fue esencial que la hayamos hecho sin saber lo que venía.

Al despertarme siento un dolor de vientre como que me venía el ciclo, yo era consciente que ese síntoma era el inicio del trabajo de parto, eran las 4 de la tarde y le dije a mi marido - “ ¿y si ponemos el carseat (la sillita del coche)? - no lo habíamos puesto todavía- siento que el bebé puede venir este fin de semana” , me puse a hacer mi bolsón - el del bebé estaba listo - y durante ese tiempo empiezo a sentir la primera contracción.

Yo siempre creí que todo iba a ser largo, incluso le llegué a plantear a mi marido salir a caminar con mis perras, pero menos mal que él se negó y me dijo que haga mi bolsón y que él se encargaría de sacarles a pasear - creemos que si hacíamos esa caminata ya no llegábamos al hospital jaja - , bueno terminé de hacer todo el bolso y me entré a bañar. Ese día pese a que era invierno hacía calor - así es Paraguay, un clima mega cambiante - , al salir me fui a la pieza del bebé prendí el AA (aire acondicionado) y me senté en la mecedora a relajarme , y al levantame rompo aguas, y ahí supimos que oficialmente todo empezaba.

Luego de esto empiezo a contar las contracciones a través de la app Ona® como eran muy intensas logré computar 5, cuando miro el tiempo unas de otras veo que ya eran cada 3 minutos, yo ya estaba inmersa en planeta parto en ese entonces y le pedí a mi marido que le llame a nuestra doula y mi médico, la llamada a la doula fue en alta voz y logré escuchar que ella le dijo: “pregúntale a Vero cada cuanto le vienen las contracciones” y mi marido me pregunta y yo estaba ya con sonido guturales jajaja y escucho que él le dice “ella ya no me responde”, y ella le dice vayan ya camino al hospital yo salgo para ahí.

Saliendo de casa alcanzo a traer una toalla blanca, salimos a las 7 de la tarde aproximadamente, aclaro que vivimos en Areguá una ciudad a 22 kilómetros del hospital donde íbamos a tenerle a nuestro bebé, pero el problema no era ese, el problema era que er a julio, mes de la feria de la frutilla y el tráfico es una verdadera locura, la toalla sirvió para eso para sacar por la ventana y pedir que nos abran paso, nos topamos con una moto que nos ayudó a abrirnos paso, fue como un ángel en ese momento.

Llegamos al hospital por la urgencia, yo fui con los ojos cerrados durante todo el trayecto y muy concentrada, también al ingresar al hospital mantuve mis ojos cerrados y mucha concentración, era consciente que tenía que estar concentrada y no perder el foco. Al llegar, mi marido les entrega mi plan de parto, donde yo había pedido que no me realicen tactos , justamente para que al llegar al hospital no me condicione, pero llamaron a mi médico y él habló con mi marido le pidió que me realicen uno para que él pueda tener un panorama de cuánto tiempo tenía para llegar al hospital.

Acepté y resultó ser que ya estaba con 7/8 de dilatación ycon ello me suben a una habitación en el sector de maternidad, en el camino a la habitación le veo llegar a mi doula y me dio una sensación de tranquilidad total, ya en la habitación ella me metió al baño a darme muchísimos masajes con agua tibia eso hizo que pueda transitar varias contracciones.

Al salir del baño ya había llegado el médico y en ese momento sentía mucho pero mucho cansancio y dolor, sentía que no podía más, pedí la analgesia, ¿pero cuando mi médico me pregunta “ ¿querés la epidural?” es como que volví a estar consciente y no respondí, igualmente, el médico le explicó a mi marido que una analgesia con esa dilatación iba a hacer que pierda fuerza, todo pase a ser más lento y que probablemente termine en una cesárea.

Yo siempre quise un parto en agua, pero no logramos que puedan instalar y cargar, ya que mi dilatación hacía presumir que antes de que se logre cargar toda el agua el bebé iba a nacer, pero la maternidad es eso planificar algo y que luego aceptar que no todo sale como una planifica.

Luego de 1 hora de llegados al hospital vamos a la sala de parto, estaba caliente, había luz pero no demasiado, era como que al verle a todos vestidos de verde me cayó la ficha que faltaba poco para que nazca mi bebé. Fueron muchos movimientos instintivos y también reboso con el gineco para que con cada contracción para ayudar a bajar a mi bebé.

La doula apagó varias luces y puso música, eso hizo que todo fluya distinto, nosotros siempre tuvimos una expectativa de ese momento y era como no era eso lo que visualizamos, pero ella logró que en ese último momento al menos se pueda y nos quede el recuerdo de ese momento de tranquilidad y conexión.

Yo sentía mucho calor y cansancio, y me pusieron vía con suero como para ir hidratándome, fue la única intervención que tuve durante todo el trabajo de parto.

Ya a las 10 sentada en la silla de parto- recuerdo la hora porque había un reloj en frente mío - , me dice el gineco “puede que sientas un ardor” y yo ya sabía que era el aro de fuego y que todo estaba muy cerca, cerraba los ojos e internamente me decía que faltaba poco.

Recuerdo muy presente las voces del neonatólogo y el gineco guiándome en cada contracción, también las fuerzas que me daba la doula y mi marido detrás sujetándome, yo me apoyaba sobre él para pujar, hacíamos fuerza juntos.

En la silla de parto, en un ambiente calentito, con respeto, donde todo el equipo que nos acompañó estaba conectado con el momento y donde se dio un parto como acto primitivo nació mi bebé, donde in mediatamente al salir me pusieron al pecho, sin interferencias éramos los 3 en ese instante, el verdadero piel con piel.​

Habíamos pedido pinzamiento tardío del cordón, también que el papá haga apego en sala de parto, y luego estar 6 horas juntos y él sin ropita pegado a mí, así fue estuvimos los 3 solos toda esa noche, piel con piel en nuestra habitación.

Haber logrado un parto fisiológico sin intervenciones médicas en primer lugar se logra desterrando el miedo, empoderando esa capacidad que tenemos las mujeres de saber parir, con información porque la información es poder y eligiendo correctamente el equipo que te acompaña sin esto es difícil en nuestro país lograr un parto así, tan natural, tan intenso, tan libre.

Queda muchísimo por erradicar al parto como evento médico en mi país, pero experiencias como éstas son las que abren camino, es por eso que decidí relatar mi experiencia para que más mujeres sepan que es posible, que la mujer sabe parir y que es natural.

Agradecida con haberme topado contigo Paula, tu libro, tus podcasts fueron parte de haber tenido esta experiencia.

Abrazo guaraní,
Vero

bottom of page