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El parto de Rosa

Parto:

Parto Natural

Gestación:

41s

Curso:

Pack digital hipnoparto

La historia de parto

"Mi primer parto fue tan tan bien que durante mi segundo embarazo tenía miedo a que ese nuevo parto no estuviese a la altura del primero y me quedase un mal sabor de boca, entonces decidí hacer el curso de hipnoparto para mentalizarme de que fuese como fuese, seguro que también era una experiencia única y positiva.

Llegué a la semana 40+6 sin ninguna señal de parto, pedí cita para una eco de control el día que cumplía 41 semanas. Era domingo y ese día me desperté a las 7 de la mañana sintiendo olas muy débiles pero bastante regulares.

Me quedé en la cama intentando controlar la duración y el tiempo que pasaba entre cada una de ellas con la App ONA® pero o me quedaba dormida o me ponía a pensar en todas las cosas que tenía que hacer antes de irme al hospital, así que realmente no supe cada cuánto tiempo las tenía.

A las 8 y algo las olas ya eran claramente perceptibles, me levanté, desayuné y preparé un baño. Estuve un rato en la bañera pero recordé que en mi primer parto cuando me metí en la bañera con agua caliente en el hospital el proceso de dilatación fue bastante rápido, por lo que decidí salir para no acelerarlo demasiado, ya que teníamos que llevar a mi hijo a casa de unos amigos antes de ir al hospital.

Mientras me secaba el pelo las olas ya eran más seguidas e intensas y decidimos irnos ya al hospital, fuimos a dejar a Leo y llamamos al hospital para avisar que iba de camino; ese el el protocolo, utilizan ese tiempo para leer el plan de parto.

Llegamos poco después de las 10 de la mañana y un equipo de matronas me estaba esperando ya a la puerta con una silla de ruedas, en ese momento ya apenas pasaban unos segundos entre una ola y la siguiente.
Luego mi marido me contó que una de las matronas le dijo que se diese prisa en aparcar el coche y entrar al hospital.

Al llegar a la habitación me pusieron monitores para controlar que el bebé estuviese bien, yo ya estaba dilatada de 5 cm. Intentaron ponerme una vía porque había decidido que me pusiesen oxitocina para expulsar la placenta, pero tengo las venas muy finas y no lograban pincharme en el lugar correcto.
En ese tiempo que pasé tumbada en la cama me di cuenta que esa postura era la peor para controlar las olas, ya que las notaba con toda la fuerza sobre mi y hacían que temblase.

Pregunté si podía usar la bañera en cuanto me pusiesen la vía pero me dijeron que en ese momento no había ninguna disponible. Reconozco que me vine un poquito abajo, porque sabía que el agua caliente me iba a ayudar a sobrellevar mejor todo el proceso y pensé en pedir la epidural pero Jose me recordó que ya pude hacerlo una vez y que seguro que ahora también iba a poder seguir sin epidural.

Mientras, seguían sin lograr ponerme la vía, decidieron llamar a un anestesista pero me permitieron ponerme en el balón de pilates y ¡qué maravilla!. El cambiar de postura y poder acompañar las olas con el movimiento de mi cuerpo hizo que la cosa fuese más llevadera.

Finalmente me pusieron la vía y antes de dejarnos solos en la habitación, la matrona comentó que estaba gestionando muy bien las olas. ¡Chute de energía al escuchar ese ""cumplido""!

Debían ser como las 11 de la mañana y seguía haciendo círculos sobre el balon de pilates, apoyando mis manos en la cama.

Conocer lo que ocurre en mi cuerpo durante las olas me ayudó mucho, yo visualizaba los músculos del útero contrayéndose hacia arriba y empujando al bebé hacia abajo para ayudarle a salir.

Me había llevado unas tarjetas con frases positivas y fotos de momentos felices con mi marido y mi hijo pero realmente yo estaba inmersa en el planeta parto y no usé ninguno de esos estímulos.

Habrían pasado unos 20 minutos desde que nos quedamos solos en la habitación cuando tuve una ola súper fuerte y noté como se rompió la bolsa y la cabeza de Carla a punto de salir.

Llamamos a las matronas que acudieron rápidamente, en la siguiente ola salió la cabeza y al momento el resto del cuerpo. ¡Fue un expulsivo muy rápido!

Al final mi segundo parto fue diferente al primero pero igualmente maravilloso y salvaje.

He tenido la suerte de tener partos rápidos, pero reconozco que estar formada te da un poder a nivel mental que hace que puedas con todo. El papel del acompañante también es clave.
Por mi parte recomiendo a todo el mundo que haga el curso de hipnoparto porque realmente merece la pena.

Un saludo, Rosa Sánchez "

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