La historia de parto
Llegó la semana 37 y mi bebé seguía en posición podálica. Después de tres intentos de Versión Cefálica Externa (VCE) sin éxito, me dieron a elegir entre programar una cesárea o intentar el parto vaginal, yo tenía claro que no quería cesárea como punto de partida, quería darle una oportunidad a mi cuerpo y a mi bebé.
Confiaba plenamente en ellos, en su plan, en su manera de tratar el tema y enfocar el proceso desde el inicio, que cumplía exactamente con todo lo que esperaba por parte del equipo sanitario.
Acordamos con el equipo que la semana 40+5 sería la fecha tope para asistir ese parto. Llegada la fecha, un día antes ingresé un jueves por la mañana para empezar con propess (preinducción) y al final del día, después de olas muy seguidas, rompí aguas, el propess se desprendió y las pulsaciones del bebé empezaron a acelerarse por el ritmo de las olas, entonces decidimos parar el proceso para no estresar al bebé y darle un descanso, pasé la noche en el hospital con olas muy suaves así que pude descansar bastante.
El siguiente paso era la inducción, viernes por la mañana como planeado, aún así antes de que empezasen con la medicación rompí a llorar por pensar que estaba en pleno proceso de un parto medicalizado, justo aquello que quería evitar desde un principio.
Estuve con oxitocina sintética desde las 9 de la mañana, las olas empezaron rápido a ser cada vez más intensas. Pese a la intensidad de la inducción, tenía la certeza de que sería capaz de avanzar sin epidural, aunque dadas las circunstancias mi cerebro ya estaba abierto a otras posibilidades.
La matrona con tal de respetar mi petición no la propuso. Conseguí entrar en en lo que me parecía “planeta parto” mediante concentración y mucho ambiente que creó mi marido con aromaterapia, música y luces rojas.
Estaba “sufriendo” las olas y “disfrutando” a la par, fue una sensación tan extraña! Me daba tanto poder saber que faltaba poco para conocer a la pequeña Olivia…
Fue hacia las 16:00h y con ya 8cm de dilatación que tuve un momento de “lucidez” y hablé con la matrona acerca del expulsivo.
Ella me confirmó que iba a ser un explusivo muy demandante, la bebé no iba a ayudar por su posición y necesitaría fuerzas para lograrlo. Me confirmó lo que ya sabía y sentía, la analgesia me daría una tregua y podría coger fuerzas para el gran momento. Además recordé la posibilidad de la que me habían hablado de que si algo se torcía en el último momento tendrían que maniobrar introduciéndome las dos manos para girar al bebé.
No imaginé esa situación sin analgesia, me entró pánico a la cesárea de urgencia y fue ahí cuando decidí con conciencia poner la epidural y fue la mejor decisión que pude tomar.
En mi caso, al optar por parto vaginal tuve que renunciar a ciertas preferencias importantes que estaban instauradas en mi cabeza hacía meses, pero la sensación de haber tomado en todo momento decisiones y haber entendido ciertas limitaciones desde el conocimiento, me dio un sentimiento especialmente poderoso, que guardo a día de hoy.
Confiaba en mi cuerpo, confiaba en el equipo sanitario y por supuesto confiaba en mi bebé.
Fue un expulsivo muy intenso y salvaje, con muchas posturas, mi cuerpo reaccionaba con soltura a todo lo que me iban indicando hacer.
Cuando a alas 17:15 Olivia nació pesando casi 4kg, yo estaba perfecta, ni un desgarro ni punto, pero ella estaba agotada y no respiró, y tuvieron que llevarla rápido a reanimar (por supuesto nada de pinzamiento óptimo del cordón, nada de piel con piel las primeras horas…)
Pero yo estuve tranquila, sabía que mi bebé estaría bien.
Ahí fui consciente del poder la intuición, sin estar con ella sabía que estaba bien, a pesar de todas las intervenciones (necesarias) me pareció todo tan mágico ..!!
Ya han pasado 2 meses de su nacimiento y pese a lo demandante e intensa que es la maternidad, con sus altibajos diarios, tengo un sentimiento profundo constante que ronda mi cabeza; siento que todo ese empoderamiento con el que viví su nacimiento y mi renacer, ha dejado una profunda huella en mi ser, la cual ayuda día a día a sobrellevarlo todo, y me llena tanto el corazón tener esa magnífica experiencia de parto del que siempre me enorgulleceré al contar y recordar ❤️
Vicky
