top of page

El parto de Laila y Laura

Parto:

Inducción

Gestación:

Curso:

Curso grupal de hipnoparto

La historia de parto

Nuestra historia es sobre dos mamás, Laura y Laila, y en este caso contaré la historia desde la vivencia de acompañante.

En nuestro caso vivimos un proceso de inseminación complejo y con muy mal sabor de boca en cuanto al acompañamiento sanitario, no conforme buscamos otro equipo médico que nos diera más confianza y al poco tiempo nos dieron la gran noticia que estábamos esperando a nuestra bebé.

Yo, como acompañante tenía bastante miedo al momento parto y las historias de mis familiares me aterrorizaban bastante. No conocía que era el hipnoparto y mi pareja fue la que me habló de ello. Nos apuntamos al curso online en grupo de hipnoparto con Paula y desde la primera sesión mi visión cambio por completo, sentí ilusión, confianza y seguridad de que todo podía ir bien el día del parto. Me sorprendió mucho el papel tan importante que tenía el acompañante, cómo el enfoque y las pautas que aprendí en el curso hicieron que pudiera empoderarme y tener un papel más activo y de acompañamiento con mi pareja en el momento del parto.

A mi pareja, como madre gestante, le empoderó mucho para prepararse para el parto y a mí como acompañante me ayudó a entender todas sus necesidades, aprender a acompañarla durante el embarazo y sobre todo saber qué necesitaba o podía necesitar el día del parto. Desde ese momento tuvimos claro que queríamos buscar un sitio donde respetaran todo el proceso natural y peticiones que tuviésemos.

La mañana del 24 de junio, Laila rompió la bolsa. Nos pusimos en contacto con nuestra matrona que nos tranquilizó y nos dio la opción de esperar antes de ir al hospital. Pudimos relajarnos en casa con las técnicas aprendidas en el curso y controlando las olas con la aplicación ONA®. Cuando decidimos ir al hospital Laila no había dilatado, pero el equipo médico de urgencias decidió que era mejor ingresar para estar en observación. Dar a luz en la unidad de parto natural era un servicio privado a parte, por lo tanto, no se podía acceder hasta que se iniciara el parto activo.

Seguimos esperando en la habitación del hospital y al ver que no dilataba, nos hablaron de poner un propess y antibiótico por la rotura de bolsa. Hubo momentos de miedo y mal estar al ver que nuestro parto no iba como lo habíamos proyectado, pero gracias a todo el trabajo previo, pudimos preguntar muchas dudas.

Pasamos la noche del 24 de junio haciendo respiraciones, meditaciones, ejercicios, hablando con la bebé, riendo, bailando y emocionándonos de la magia tan especial que estábamos viviendo, dejando así la preocupación de lado y confiando en la naturaleza. Todo esto nos ayudó a generar oxitocina en todo momento.

Por la mañana seguía sin dilatar a penas y ya pudimos acceder a la habitación de trabajo de parto para ambientarla con nuestras pertenencias y hacerla más acogedora, y, aunque estábamos muy cansadas la ilusión nos mantenía con muchas fuerzas. ​La matrona pidió hacer un tacto y al ver que el parto no avanzaba, nos comentó que había que poner oxitocina sintética. En ese momento todo nuestro plan seguía en constante cambio, Laila tuvo la oportunidad de preguntar todo lo que le aterrorizaba. Previamente Laila ya me había dicho que no quería la epidural y en el caso de pedirla en algún momento tenía que recordarle que ya quedaba poco para ver la carita de nuestra pequeña.

Todo cambió cuando después de casi 5 horas de oxitocina sintética Laila solo había dilatado 2 centímetros y no podía soportar los dolores, a pesar de haber probado el agua en la ducha, gas nitroso, diferentes posturas y estaba a punto de introducirse en la bañera. Lo mágico de este momento fue cuando todo el trabajo previo hizo que con solo una mirada de complicidad pudiese entender que ella necesitaba la epidural para así poder soportar el dolor y todo lo que quedaba. Cuando me dirigí a la matrona para pedirle que llamara a los anestesistas pude decirle el miedo que eso provocaba a Laila, la matrona se puso enfrente de ella le cogió de las manos y mirándole a los ojos le preguntó cuáles eran sus miedos y qué necesitaba saber. Laila pudo descansar sin dolor 3 horas más hasta que la matrona nos dijo que ya casi estaba completamente dilatada.

El expulsivo duró casi 5 horas, se complicó más de lo que se creía. Para mí como acompañante era uno de los momentos que más miedo me daba, pero la realidad fue que me la matrona me hizo partícipe en todo momento y nos trató con mucho amor y delicadeza, todo ello hizo que cada pujo viniese lleno de magia, ganas, fuerzas y conexión. Pudimos reír, hablar y estar en un entorno cálido y acogedor.

Cuando por fin la cabecita empezó a descender, la matrona dio la oportunidad a Laila de tener un espejo e incluso de tocar la cabecita. En los siguientes pujos ya podíamos ver la cara de nuestra bebé. Mis miedos habían desaparecido por completo y solo podía sentir que era uno de los momentos más mágicos y salvajes que la vida nos podía ofrecer. A la 1:23 del 26 de junio nuestra pequeña Nur estaba en nuestros brazos. La matrona nos preguntó si en un futuro queríamos ser mamás de nuevo, cuando respondimos que sí, se dirigió a mi preguntándome que si al ver el parto de Laila me planteaba ser mamá gestante o de lo contrario me seguía asustando, mi respuesta fue un sí con euforia, un por supuesto no lo dudo, porque esta oportunidad me ayudó a creer en el poder de un parto respetado y que, a pesar de las complicaciones, si te acompañan bien y te dejan ser partícipe de algo que te pertenece se puede convertir en un momento mágico y muy especial.

Gracias,

Laia, Laura y Nur

bottom of page