La historia de parto
Hola Paula,
Somos Rocío y Fernando. Hicimos el curso de hipnoparto online contigo. En primer lugar agradecerte el gran trabajo que haces, nos has ayudado a tener una perspectiva muy amplia y con mucha información para prepararnos para la llegada de nuestra niña a este lado de la piel.
Gracias a tu curso y de tu pódcast Tu mejor parto, teníamos una visión amplia y amigable sobre todos los posibles escenarios que podían suceder el día del parto. Nuestra fe, iba totalmente enfocada a poder tener un parto fisiológico, en hospital, pero no descartamos que cualquier cosa podía suceder y si tenían que intervenir por motivos reales, abrazaríamos la situación.
Nos gustaría relatar cómo fue el día del parto, esperamos no extendernos demasiado.
El día 14 de enero a las 05:12 am conocimos a nuestra bebé a este lado de la piel. Días antes, sentía algunas olas suaves, y el estómago un poco revuelto, pero las sensaciones se pasaban al poco tiempo. Seguía con mi día a día, practicando yoga cada mañana, cocinando y dando largos paseos.
Me considero una persona activa, durante todo el embarazo he seguido con mi practica de yoga diaria, practicando crossfit y caminando. Por suerte, me he encontrado genial durante todo el embarazo y he podido continuar haciéndolo, obviamente, con sus modificaciones necesarias, enfocándome muchísimo en el suelo pélvico y conectando con mi bebé en todo momento.
El sábado, día 13, desperté con las sensaciones que comenté anteriormente, pero se fueron. Me encontré con una buena amiga para desayunar, nos tomamos un buen café y nos pusimos al día, hablamos del parto y de que podía estar con esos síntomas varios días más. Después pasamos un largo día Fernando, nuestra perrita Chicle y yo. Nos fuimos a comer, la última vez siendo tres, disfrutamos del sol de Valencia, y de una rica tarta de chocolate. Caminamos por el río, entre árboles, agarrados de la mano y escuchando música en directo, bailamos, reímos, y al atardecer marchamos a casa.
Al llegar a casa, me encontraba bien, pero durante varios días, las almorranas estaban on fire, y al llegar a casa después del largo día estaban exageradamente enormes (tema que poco se habla en los embarazos), nunca me había pasado cosa igual. Nos duchamos y al descansar en el sofá las olas volvieron, eran suaves y sin ritmo.
Estaba cansada del largo día, 16,5km nos habíamos hecho andando, pero cada vez que me recostaba, las olas eran más fuertes. Decidí sentarme en la pelota, respirando y hablando con Fer. Empecé a sentir las olas más intensas, y empecé con la respiración ascendente.
Decidimos ir a dormir, eran sobre las 23.00H y al ir al baño, el tapón mucoso se estaba desprendiendo. Pero pensé que era normal y que podía estar así varios días más. Al tumbarme en la cama, las olas se intensificaron, le comenté a Fer que prefería estar en el salón y el siguió durmiendo.
Salí al salón, y me senté en la pelota, estábamos Chicle y yo solas, las olas eran más fuerte y apagué las luces, puse luz tenue, el purificador con esencia de canela y encendí una velita en honor a mi madre, en el fondo sabía que el proceso había empezado.
Dejé la pelota y me quedé de pie, moviéndome por el salón, venían olas y seguía con mi respiración ascendente, estaba muy concentrada, las olas se intensificaron y decidí ponerme las meditaciones guiadas, y un audio con frases positivas, lo escuché varias veces, porque recuerdo que por un instante dudé sobre si sería capaz de soportar el proceso, y escuchar de nuevo las frases positivas me ayudó enormemente a mantener la calma y a seguir conectada con el proceso. Cada vez las sentía más seguidas e intensas, fui a por el peine para apretar en cada ola, y empecé a registrarlas en la app ONA®. Pensé que iban muy seguidas pero no me lo creía, volví a registrarlas, pero para asegurarme desperté a Fernando para que me acompañara.
Él me dijo que yo decidiría cuándo ir al hospital, pero quería esperar, mi mente pensaba que si iba, me mandarían para casa de nuevo. Seguí en el salón de casa, bien acompañada, dándole besitos a Chicle, diciéndole lo mucho que la quería, agarrándome a Fer en cada ola, y entre ola y ola íbamos preparando la bolsa para el hospital.
Me apetecía muchísimo tomar una ducha de agua caliente, me relajó muchísimo. Al salir me vestí y recuerdo que vino una ola, me agarré a los brazos de Fer y noté que mi sonido había cambiado, naturalmente salió de mi interior un muuuuu muy terrenal, miré a Fer y le dije que nos íbamos ya (sabía que empezaba la fase descendente).
Llegamos al hospital, y la matrona, Andrea, me preguntó si quería hacerme un tacto para ver cómo iba todo, respondí que sí, y para mi asombro me dijo que estaba completamente dilata. No me lo podía creer.
Andrea y Lorena, dos matronas maravillosas nos acompañaron en todo el proceso. Nos preguntaron por el plan de parto y muy dulcemente nos fuimos a otra sala, donde estaba la pelota, ducha y la opción de bañera, pero en esos momentos me apetecía estar en el suelo.
Me ofrecieron la vía, y comenté que prefería no ponérmela y ellas me dijeron que sin problema, pero tenía que firmar un papel, yo les dije que encantada y ese papel nunca vino 😅.
En la siguiente ola me coloqué en cuadrupedia, trajeron una esterilla y un empapador y ahí me quedé en todo el proceso. Lorena y Andrea me acompañaron dulcemente en cada instante, Fer no se separó de mi lado en ningún momento, dándome apoyo, recordándome lugares especiales para nosotros, hablándome al oído…
Sentí que mi cuerpo quería empujar, agarré a Fer con mis manos y sentía como mi cuerpo hablaba y se expandía. Podía notar la cabecita de la bebé, las matronas me sugerieron que tocara su pelito. Recuerdo que antes de las tres últimas olas, me tomé un descanso, creo que me dormí ligeramente y en tres olas pude sacar con mis manos a mi bebé y la coloqué en el pecho con gran asombro y amor. Una sensación que nunca olvidaré, lo más bonito que he vivido nunca. Me senté en la esterilla y nuestros ojos se llenaron de emoción.
Me levanté del suelo para que en la camilla me pudieran explorar con más facilidad . Mi bebé no se separó de mi pecho en ningún momento. Las matronas me ofrecieron oxitocina para alumbrar la placenta, les dije que prefería que fuera natural, como el resto del proceso, y así fue, con dos pujos salió.
Hicimos el pinzamiento óptimo del cordón umbilical cuando estaba blanco y flácido, y Fer cortó el cordón.
Para mi asombro, mi periné estaba intacto, únicamente me dieron un punto superficial en la piel del labio.
Gracias Paula, por ayudarnos a sentirnos válidas de este brutal proceso, ojalá las sensaciones que viví ese día la puedan sentir muchas más mujeres, porque a lo largo del tiempo, la naturalidad de dar vida se ha silenciado haciéndonos mucho daño.
Un fuerte abrazo.
Rocio, Fernando y nuestra pequeña Margot.