La historia de parto
El día 4 de noviembre me desperté a las 3 de la mañana, y estuve dando vueltas en la cama una hora y media más o menos... y sobre las 4:30 empecé a sentir contracciones con dolor, tipo regla. La tripa se ponía dura. Eran suaves, muy llevaderas, cada 10 minutos o incluso más tiempo. No eran regulares pero no me podía dormir. Empecé a pensar que igual se estaba preparando todo para la llegada de Elaia.
A las 6 de la mañana desperté a mi pareja para decirle cómo estaba, y me fui a la cocina a comer algo. No podía dormir y llegó la hora de despertar a mi otro hijo para ir a la escuela.
Pasé la mañana de la misma manera, con idas y venidas. A ratos eran regulares cada 5, 6 o incluso 10 minutos y otro se espaciadas en el tiempo hasta 20 minutos. Pasé la mañana preparando cosas para el hospital por si acaso y también me duché.
Después fuimos a dar un paseo y ahí empezaron a ser cada 5 minutos. Al llegar mi hijo al medio día a casa, empezaron a ser más seguidas y lo bajamos a casa de una tía, para mientras, ver cómo evolucionaba yo y tomar una decisión. Las olas se fueron parando y nos metimos a la cama a descansar, pero no lo conseguí.
Fue pasando la tarde en la misma dinámica pero todas eran de la misma intensidad y yo sentí que empezaba pero en un ritmo suave e intermitente. Era un ritmo lento pero no me importaba. Elaia me lo estaba poniendo fácil!!
Emocionalmente me sentía con un poco de tensión porque no quería que arrancara de repente y que naciera en casa o en el coche, tal y como me habian contando diferentes personas sobre la segunda hija, y mi mente estaba intentando controlar el tiempo entre ola y ola, para tomar la decisión de ir al hospital en el momento adecuado.
Esto me tuvo como retenida a lo largo de todo el día, y además, me preocupaba mi hijo mayor. Dejarlo y que se diera cuenta de a dónde íbamos... todo esto, creo que me influyó para que fuera en ese ritmo.
Cuando ya el niño se durmió, sobre las 20:30, empezaron a ser más seguidas, cada 3 minutos más menos, pero también se desregulaban.
A las 21 decidimos ir al hospital. Yo en todo momento estaba muy tranquila, relajada, haciendo respiración ascendente, contando 4-8, y mientras mi pareja me propuso estar andando por los alrededores del hospital, y así poder decidir cuándo entrar. Y eso hicimos hasta pasadas las 23.30.
En ese paseo se intensificaron y tenía que pararme, mientras él me presionaba el sacro con cada ola.
Tenía miedo a entrar y venirme abajo, por mi experiencia anterior de parto no respetado. O a estar dilatada de poco y tener que bajar a casa... había miedo. Pero también mucha fuerza y sensación de poder y querer hacerlo sola y a mi manera. Tenía muchas herramientas.
El miedo que había lo íbamos hablando a cada rato y mi pareja me sacaba de ese estado con pensamientos muy positivos y empoderadores. Al entrar finalmente al hospital, una matrona me hizo un tacto vaginal. Estaba dilatada de 3cm. Me dio bajón, porque me dijeron que así no iba a una sala de dilatación, que era lo que yo pensaba que pasaría y ademas quería, para poder seguir a mi ritmo en mi mundo parto. Pero me mandaron a monitores. Allí una matrona muy seca y desagradable me colocó todo y yo pedí una pelota de pilates. No había espacio ni posibilidad de andar a pesar de ser lo que yo quería y necesitaba.
Me senté en la pelota y allí estuvimos unas 2 horas, al mismo ritmo... cada 6 minutos o así llegaba una ola muy llevadera con la respiración. Estaba relajada.
En una ocasión la matrona me dijo que iba lenta, que así tardaría, a lo que yo le contesté que iba a mi ritmo y que me dejara tranquila. Ese comentario me dejó chafada pero mi pareja se encargó de animarme y decirme mil veces que no había prisa, que iba muy bien a mi ritmo y que tenía derecho a estar ahí todo el tiempo del mundo.
Pasadas esas 2 horas, serían la 1:15 más o menos, pedí ir al baño, que estaba a 2 metros y al llegar sentí una ola muy intensa, y al salir otra. Le pedí si podía andar por esa sala, que no había nadie además, pero me dijo que tenía que ponerme el monitor. La niña estaba bien y yo también, y decidí que no iba al monitor aun, con firmeza y seguridad, porque sentía que no había riesgo. Mi pareja me animó a seguir andando, y me decía: "no le hagas ni caso". La matrona estaba haciendo unas gestiones y yo no le hice caso, seguí andando por la sala y en cada ola, cada vez más intensa y más corta de tiempo entre una y otra, mi pareja me apretaba el sacro. Eso era calma!!!
En menos de 5 minutos la matrona se dio cuenta que estaba ya en una mayor intensidad y llamó a otra para hacerme otro tacto. Estaba de 6cm. Eso me animó porque me ofreció ir a la sala de dilatación o a planta para seguir dilatando. Elegí la sala de dilatación. Yo llevaba rato queriendo irme de allí porque no me sentía bien. De camino a la sala de dilatación yo iba contenta! Me tuve que parar varias veces porque las olas eran cada vez más intensas. Al llegar y entrar en la habitación pedí que bajarán las luces. Entro un matrón, Mikel. Al principio yo pensé, "en serio? Un hombre?". No me apetecía, mi mente prefería una mujer, pero tengo que reconocer que me equivoqué. Y reconozco mis prejuicios pero realmente fue maravilloso su trato. Al conocerlo enseguida me sentí muy bien con sus palabras, y me relajé muchísimo. Me sentí muy acogida y bien acompañada. Me explicó cómo hacían los partos, diciéndome que intentaban que fueran lo más natural y respetuosos posible. Me preguntó por mi plan de parto, por mi experiencia anterior... y con dificultades yo iba hablando entre ola y ola. Aquello iba rápido e intenso pero estaba centrada en eso. Serían las 1:15 o 1:30 de la mañana y todo lo demás fue muy rápido. Me habló del consentimiento de la epidural, me decía que me lo tenía que leer con atención pero le dije que yo no estaba para eso y que prefería intentar sin epidural. Me ofreció hacerme un tacto para ver de cuánto estaba, y le dije que no. Enseguida me respondió, "creo que estás de completa".
En ese rato, con cada ola yo necesitaba estar en el suelo, a cuatro patas, sentía que me quería meter dentro de la tierra o algo así. Solo podía estar al ras del suelo. Intentaban hacerme levantar pero yo no quería ni podía. Era todo muy intenso y mi mente no pensaba, solo estaba en cada ola y en la intensidad.
El matrón me trajo un guante lleno de agua caliente para ponerme en el sacro y eso me alivio mucho.
Estando en el suelo al poco rato empecé a empujar porque sentía que quería que saliera ya, y querían que me levantará pero yo no podía. Así que me cogieron entre 4 personas, y me pusieron encima de la cama a 4 patas. Me dejaron en el cabezal la pelota de pilates pero la tiré de un golpe. Yo quería agarrar la almohada y estrujarla en cada ola, que eran ya todas seguidas y muy intensas. Empecé a pujar y en ese momento apagaron las luces, todas. En un momento me incorporaron de rodillas y agarré a mi pareja por los hombros. Estaba con los ojos medio cerrados pero lo sentía y escuchaba sus ánimos.
Seguí con otro pujo fuerte y se reventó la bolsa, salió mucha agua disparada, mojando todo su pantalón. En el siguiente pujo salió media cabeza y sentí el aro de fuego con mucha intensidad. Querían que no pujara pero lo seguía haciendo, era difícil no hacerlo. En el siguiente pujo intenso salió la cabeza y seguido en otro menos intenso se resbaló el cuerpo de Elaia a la 1:54. Todo había sido muy rápido.
La cogieron por detrás y empecé a pedirles a gritos que me la dieran, y me la pusieron en las manos.
La cogí, la abracé y me tumbé con ella en la cama, llorando, muy muy emocionada.
Pusieron toallas calientes sobre ella y se hizo caca por toda mi tripa.
Pasamos dos horas piel con piel en esa cama, y en ese tiempo nació la placenta en un par de empujones.
Yo ya podía hablar normal, ya había salido de mi mundo parto, del mundo animal en el que siento que entré.
Fue un momento relajante, muy bonito.
Elaia se agarró al pecho enseguida de ponerla encima de mí, y así hasta hoy.
Yo describiría mi parto y nacimiento de Elaia como fácil, intenso, animal, salvaje.
Elaia me lo puso fácil, la dilatación fue lenta, llevadera durante todo el día, y no fue dura.
Y en el momento que se intensificó y se puso más dura , fue realmente rápida y fugaz.
Tener tanta información, tantas herramientas adquiridas con el Pack de Hipnoparto myBabymyBirth me dio mucha fuerza, seguridad en mí, en mi cuerpo y mi bebé y me sentí en todo momento empoderada y capaz de parir!! Fue una experiencia inolvidable, y eso sé que lo recordaré de por vida!!!
Millones de gracias PAULA!!!! Haces un trabajo maravilloso para las madres y bebés y para la humanidad en general!
Amaia
