La intuición en la maternidad: confiar en lo que sabemos sin saber cómo lo sabemos

La intuición, según la Real Academia Española, es la facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento. Es ese conocimiento profundo que surge sin que tengamos que analizar cada detalle, una sensación que simplemente "sabemos" que es cierta. Por otro lado, el instinto se define como un conjunto de pautas de reacción que contribuyen a la conservación de la vida y también como la capacidad de valorar o apreciar ciertas cosas sin un razonamiento consciente. Ambas facultades, intuición e instinto, juegan un papel clave en la maternidad y en la conexión con nuestros hijos.

La intuición: un conocimiento silencioso que nos guía

La intuición es esa sensación interna que nos ayuda a tomar decisiones sin tener que hacer listas de pros y contras o analizar cada detalle racionalmente. Todos la hemos experimentado en algún momento. Quizá has sentido que algo no estaba bien con una persona sin que hubiera una razón aparente, o has sabido qué camino tomar en una situación difícil sin haberlo pensado demasiado.

En la maternidad, la intuición se vuelve una herramienta fundamental. Es esa voz interna que nos dice qué necesita nuestro bebé incluso cuando no hay señales evidentes. He visto madres que han sabido que su bebé estaba perfectamente bien, incluso cuando otros intentaban hacerles dudar, y también madres que han sentido que algo no andaba del todo bien antes de que cualquier prueba médica lo confirmara. Recuerdo una madre que, a pesar de que su bebé parecía estar bien según el pediatra, insistió en que algo no estaba del todo normal. Gracias a su insistencia, descubrieron una pequeña infección que pudo tratarse a tiempo.

Intuición o ansiedad: cómo diferenciarlas

Es interesante pensar que solo podemos acceder a esta intuición desde un estado de calma. Cuando estamos ansiosas o con miedo, es fácil confundir una respuesta instintiva con una reacción basada en el temor. La ansiedad nos empuja a pensar en lo peor, a querer respuestas inmediatas y a sentir que algo terrible va a pasar. La intuición, en cambio, es más serena, más clara. Una buena manera de diferenciar una intuición real de una respuesta basada en el miedo es tomarnos un momento, respirar profundamente y preguntarnos: ¿este pensamiento me trae calma o me genera agitación? La intuición rara vez grita, mientras que la ansiedad suele ser abrumadora y llena de dudas.

El embarazo y el parto: ¿se desmerece la intuición de las mujeres?

Vivimos en una sociedad en la que el embarazo y el parto se han medicalizado hasta el punto de hacer que muchas mujeres duden de su propio cuerpo y de su capacidad para dar a luz. Los monitores, ecografías y controles son herramientas valiosas, pero cuando se usan sin un equilibrio con la experiencia humana, pueden hacer que las mujeres sientan que necesitan una máquina para saber qué ocurre en su propio cuerpo.

Un ejemplo claro de esto es lo que sucede en los controles de embarazo. Una mamá me contó que, en la semana 39, fue a una revisión rutinaria y la matrona le dijo que "no estaba de parto" basándose en los monitores. Pero, ¿realmente una máquina puede decirnos si una mujer está o no en trabajo de parto? Quizá aún no había contracciones regulares, pero si esa madre sintiera que el parto estaba cerca, ¿no sería más útil escucharla y explicarle qué podría esperar en las próximas horas? La tecnología es una gran aliada, pero nunca debería reemplazar la experiencia y el conocimiento del propio cuerpo.

Empoderar a las mujeres (y a las matronas) para seguir su intuición

Para que las mujeres puedan confiar más en su intuición, es fundamental cambiar la manera en que hablamos del embarazo y el parto. En lugar de tratarlas como pacientes pasivas que necesitan que alguien más les diga qué está pasando, debemos recordarles que sus cuerpos saben parir, que ellas pueden sentir si algo está bien o no, y que tienen derecho a ser escuchadas.

Lo mismo ocurre con las matronas y profesionales de la salud. Confiar en su propia experiencia y cualidades, en lugar de depender únicamente de lo que dice una máquina, puede marcar una gran diferencia en la forma en que acompañan a las mujeres. La matronería es un arte, y parte de ese arte consiste en saber leer el lenguaje del cuerpo, en observar y escuchar más allá de los datos técnicos.

Al final, la intuición no es magia ni un concepto abstracto. Es una capacidad real y poderosa que todos tenemos, pero que solo podemos escuchar cuando nos damos el espacio para hacerlo. En la maternidad, confiar en ella no solo nos permite tomar mejores decisiones, sino que también nos ayuda a conectar con nuestros bebés y vivir esta experiencia desde un lugar de mayor seguridad y confianza.

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